domingo, 31 de mayo de 2015

Eclipse de Sol

     Es difícil imaginar la verdadera historia de los atardeceres. Astros incandescentes en constante lucha con su opositora, la Luna, para prevalecer sobre el manto celeste y cristalino eterno e incomprendido. Como imaginar su vergüenza cuando depravados pájaros de metal surcan su rostro marcando con estela el viaje. El Sol y sus hermanos intentan discutir sin violencia con la Luna, pero ella siempre llega antes y siempre se va después. Dice que siempre lo ha echo y que siempre lo hará. Y se siente en su derecho al hablar de su propiedad, que solo presta, de vez en cuando, al Sol y su familia. Ella es egoísta, y piensa solo en si misma, olvida los pobres seres que necesitan de él para vivir. Girasoles perdidos sin rostro que mirar, personas confundidas con el horario, trabajando más por miedo que soñando por necesidad. El Sol es tranquilo, y sus hermanos no quieren ayudar, pero él carga con el orgullo de su casta, y no puede renunciar. La Luna es indiferente, y odia negociar, solo acepta propuestas si le favorecen de alguna manera.

     Pero las tradiciones y costumbres mueren en el reloj de arena, un día duermen en la cima de los granos de arena, para al minuto siguiente morir ahogada bajo el peso del tiempo. La Luna un día perdió el apoyo de las estrellas, y cedió bajo el poder de estas. Las estrellas fueron a devolver el manto al Sol y sus hermanos, pero estos rechazaron la obligación de extenderlo todas las mañanas y cambiarlo todas las noches, trabajo que antes hacia la luna. Las estrellas no sabían que hacer, y el Sol no iba a cambiar de parecer. Fue en ese momento que los atardeceres saltaron levantaron la mano sobre las cabezas de todos y sugirieron, airadamente, que volviera la Luna, pero prometiera devolver el manto a tiempo, excepto en invierno, que los días son más cortos y al sol le cuesta mas escapar de las sabanas del sueño. La Luna acepto, y el Sol contento recibió el cielo.

     Según entiendo, la Luna vuelve a tratar de tomar el manto cada cierto tiempo, pero el Sol explica a sus hermanos que es natural, porque no es tan inteligente y necesita el consejo de las estrellas para saber que hacer. Y cuando estas duermen, se impulsa al conflicto. El Sol piensa que no hay nada que hacer, así son las cosas.

Reflexiones y Reflejos

     Trato de mirar hacia afuera, pero lo único que veo es el reflejo de un tipo sentado observándose a si mismo con cara de idiota, haciéndose el sorprendido. ¿Que esperabas encontrar? La verdad es que quería ver más allá. ¿Que habrá más allá del reflejo en ese vidrio oscuro y misterioso? Trato de atravesarlo a golpes, pero nada parece debilitar su férrea y perseverante meta de bloquear la vista y hacernos ver nada más que nosotros mismos. Y eso es algo que nadie quiere hacer. Ya tenemos suficiente con tener que levantar todas las mañanas el peso de nuestros cuerpos, sobrecargados de esperanzas, expectativas, inseguridades y problemas. Es mas que suficiente tener que ver la misma cara todos los días, sonreír alegre y darse cuenta que es un día más. Pero no siempre es así, hay gente que se da cuenta que su vida no es lo monótona que supone, y que daría envidia a la pobre gente que trabaja en el cubículo de al lado. En ese mismo instante me doy cuenta que estoy soñando, puesto que jamás en mi vida, y ni siquiera bajo amenaza de fusilamiento con balas sin punta, sería capaz de vivir en un trabajo que signifique sentarse todo el día. No pienso vivir encadenado a una silla, mirando un computador preguntándome quien seria si rompiera las ataduras de este trabajo "justo", "honesto" y "correcto". Que sabe esta gente de justicia, cuando pasa caminando con su mirada sobre nosotros, revisando que estamos trabajando según el papel que firmamos el día de nuestro encarcelamiento. Que saben de honestidad, si hacen oídos sordos a nuestras suplicas y peticiones, mientras acortan sus horarios y ríen en feriados inexistentes. Que saben de lo que es correcto, si nunca en su vida hicieron algo incorrecto. No se si realmente saben algo, pero supongo que por algún motivo ellos están de pie mientras otros se mantienen sentados

Minutas

  Porque en abrir los ojos no hay nada malo, solo algo políticamente incorrecto y socialmente obsceno. Esto solo si se abre los ojos en dirección opuesta a la que los medios de comunicación determinan "común", ya que de ser así uno simplemente es "normal". ¿Que es lo común, sino la diferencia constante en el obrar cotidiano de cada persona? ¿Que es lo normal en un mundo donde la gente no esta de acuerdo con lo que dice? Hipocresía y repugnancia a la propia creatividad es lo que existe hoy en día.

    Repudio la normalidad, lo cotidiano, la monotonía, la rutina. Los horarios son las cárceles de mis días y los calendarios las cárceles de mis años. Añoro el día en que ya no me importe si es lunes o viernes, si mañana es el día de la raza o el de la madre. Espero con ansias el momento de abrir la ventana y darme cuenta que no voy atrasado a ninguna parte, ni tampoco adelantado a alguna reunión, sino que simplemente estoy a tiempo, porque soy dueño de cada grano de arena en mi reloj.

lunes, 4 de mayo de 2015

Gracias a la Noche

     El grito rasgo su cuerpo como un cuchillo a la noche, dejando gotas de estrella caer estrepitosamente en el cielo. Cuando ya todos estaban con su pelo descansando sobre almohadas de pluma o cartón, antes de abrazar sus deseos más íntimos en lo profundo de su conciencia, se levantaron de golpe para encontrar una noche roja sin estrellas llorando de dolor y mostrando su herida al mundo. Pero el mundo no quería ver eso.

     Dieron vuelta a la almohada como quien pasa la tarjeta un lunes en la mañana comprando un café. Pero él se percató de que no habían estrellas. No era un día donde las nubes las escondieran juguetonas, ni tampoco era la luz de la superficie la que las opacaba. Simplemente, no habían astros titilantes a lo lejos.

     El niño al percatar la soledad de la luna, sintió lastima por ella, y una lagrima inocente atravesó su mejilla, marcando su paso con un rastro dulce. Pero al caer la lágrima no era gota alguna. Una estrella había caído al piso, y el niño no entendía porqué. Tomó la estrella con su dedo índice, y se dio cuenta que algo tan lejano ahora estaba tan cerca. Tantos años de enamorados prometiendo estrellas, de astrónomos venerándolas y estudiándolas, poetas describiéndolas y monótonos desdeñándolas, tanto tiempo y ahora estaba a su merced. Y más aún, no era cualquier estrella, era su estrella, salida de su ojo derecho, formada en su mejilla y nacida bajo la sombra de su pequeño cuerpo. Y como padre de esa estrella, estaba obligado a guiarla de la mano hasta llegar al lugar que pertenece.

     La pieza del niño quedaba en el pequeño tercer piso de su casa pareada, y su pequeña ventana tenía una escalera para llegar al techo. Subió por esa escalera, sosteniendo la estrella como quien se aferra al corazón de su amada. El niño empezó a darse cuenta de que la estrella ahora brillaba más, titilante, y que estaba más caliente, más grande. Quedaba poco tiempo y el seguía subiendo la escalera mientras observaba el fenómeno. 

     Una vez arriba, lo que vio fue oscuridad. La luna, llorando, al verse sola, decidió irse lejos para vivir su soledad, y el cielo quedo a oscuras. Caminó a la parte más alta del techo, y superó su miedo a las alturas. Una vez allá arriba, se dio cuenta que necesitaba ir más alto. Tomo paso decidido hacia la garganta de la chimenea. La estrella empezaba a ser muy grande para sostenerla con una mano, y lentamente empezaba a quemar sus manos de niño. Ahora no solo era pena lo que movía al héroe, también tenía miedo de lo que sucedería si la estrella seguía creciendo y derribaba su casa, con todos sus juguetes adentro.

     Con todas sus fuerzas subió a lo más alto de la chimenea, cargando la estrella en su espalda, sintiendo el calor abrazador de esta. Una vez arriba hizo lo que todo niño hubiera echo en su lugar: soplar la estrella. Soplo tan fuerte que el viento olvido las órdenes de la naturaleza y lo siguió, como un soldado novato a su general. La estrella subió lejos de su hogar, lejos de su mejilla roja por el esfuerzo, lejos de la tierra brillante y lejos de sus juguetes.

     Una vez la estrella estuvo arriba, infinita, lejana e inalcanzable, el niño bajo la vista, dejo de mirar al cielo y vio, sorpresa, que no era el único niño sobre el techo. Veía como su vecino soplaba una estrella con todas sus fuerzas, como a lo lejos se levantaba un manto de luz decidido a cubrir la noche,  acompañando a la triste luna, que cambió sus lagrimas de soledad, por lagrimas de felicidad y risa. Que imagen debe haber visto. Un ejercito de niños soplando por una misma causa.

     El niño miro hacia el otro lado del techo y sus ojos se cruzaron con los de la niña. Solo una pared los separaba en sus casas pareadas, solo una pared separaba sus sueños, sus juegos y sus miedos antes de ir a dormir. El niño pensó que un día se casarían. Bajo la pequeña escalera, entro por la pequeña ventana y entro a su cama, para dormir bajo el cielo estrellado. Y aquí estoy yo, explicando porque me gustan tanto las estrellas.

Hijo de la tierra

     Poco se de la vida, del dolor, de la felicidad o de la muerte. Soy solo un Niño que camina por un mundo incalculablemente extenso. Paseo por la tierra, el aire y el mar, como quien pasea por su casa. Voy de la mano del Viento, descubriendo llanuras escondidas y valles majestuosos. Observo con ojos como platos la maravilla de una erupción volcánica, la danza de la ceniza, el humo y los rayos. Veo con tristeza los vestigios de lo que alguna vez fue un pueblo, azotado por la naturaleza, bella y rencorosa.

     Camino de la mano del Sol por playas paradisíacas, desiertos floreados y bosques de ensueño, dejando una huella por donde pase, removiendo la arena con la punta de mis pies, recogiendo coloridas conchas, vacías ya de vida. Atravesando la selva, me escondo entre los troncos ya caídos para que la gente no me vea, pues tengo miedo de que me talen a mi también. Veo estructuras metálicas invadiendo los refugios de la naturaleza, como si fueran piezas de ajedrez, tratando de ganar la partida contra la naturaleza por un pedazo de tierra.

     Por las noches intento tomar la mano de la Luna, buscar las Estrellas y jugar con ellas hasta que el Sol se levante glorioso entre montañas antiguas, pero no logro distinguir las luces del cielo con las de la superficie. Una tierra que nunca duerme, donde conglomeraciones de ramas de metal que hacen brillar la cabeza como si fueran una luciérnaga y cuadros enormes de colores varios, no me permiten cerrar los ojos y observar el interior de mis párpados, en ritual sagrado para vivir un nuevo día. En cambio, me pierdo confundido. Las Estrellas me mandan mensajes con el Sol, pidiendo que vuelva a jugar con ellas al menos un día más. Astros celestes, también añoro su compañía.

     La Madre Tierra es sabia, cariñosa, cálida y vengativa. No olvida jamás a quienes la dañan a diario, quienes la castigan por su belleza en paisajes polares, solo por un par de abrigos blancos y unas hojas verde que no crecen en los árboles. He hablado con ella, y su deseo mas grande es engendrar esos papeles, para que nunca más exista una competencia por ellos. Pobre e inocente Naturaleza, no sabe que los hombres siempre deben competir por algo

     Cuando no sea el dinero, será la torre mas alta, la ciudad más poblada, el hombre más veloz o la mujer más bella. Contaminarán ciudades, países, continentes, solo con el afán de ser mejores que el de al lado. Y todo por su naturaleza humana. El medio ambiente es una acción con valor en descenso, al igual que la inocencia, la honestidad, la verdad, lo justo y la generosidad altruista. En el mercado de valores, se transa de todo menos valores. Solo desenfreno, números, estadísticas y esa hoja verde que no crece en los árboles.

     Pero la Naturaleza no olvida ni perdona. Las playas serán más cortas, los desiertos mas áridos, los bosques menos frondosos, el aire más espeso, los árboles mas egoístas, los animales más agresivos, el clima mas impredecible e implacable. Todo esto por un par de hojas verdes. El hombre es un animal confundido e incomprensible.