lunes, 11 de julio de 2022

Tus Palabras

Hay palabras que dibujan sonrisas entre lágrimas de niño, como también las que crean huellas entre el pecho y el alma. Una sola sílaba que se cuela entre la pantalla y la noche logra desatar el nudo que amarraba todo, permite ordenar de una vez el desastre que se encontraba escondido. Una frase al final, que remueve la tierra hasta sus cimientos, solo para mostrar que las piedras se encontraban carcomidas y necesitadas de un nuevo aliento. Así son tus palabras.

Hay cosas que se dicen tarde, que traen en sus ropas los roces del tiempo, letras que marchan en la angosta cuesta del acantilado del olvido. Artículos que rescatan de las entrañas del cuerpo emociones que permanecían selladas a fuego, rompiendo el lacre, y de pasada viseras, órganos, estoicismo, como si se tratara de la espesura de un camino en la jungla amazónica. Así son tus palabras.

Al final, son las cosas que se dicen las que impactan, las que se callan las que duelen, confundidas las que matan. Las oraciones más duras son las que no esperan respuesta. Las tardías golpean con un palo el cuerpo inerte de una emoción que tal vez no debería haber muerto. Es el último aliento la única certeza de que alguna vez estuvimos vivos.

Creo que tus palabras llegaron en el peor momento, y eso las hizo tanto mejores, tanto más importantes, si es que me correspondiera evaluar la escritura ajena, el cual no es ni remotamente el caso. Como siempre, dudas emergen y cuestionamientos afloran ¿No es ese el fin último de las palabras? Así, te apropiaste de las letras que navegaron en tu mensaje sobre quién sabe qué turbulentos y apacibles mares, y por eso siempre estarán enmarcadas en el cuarto de invitados.

Espero la próxima vez sea un café, y no la incalculable distancia, la que me separe de tus palabras. Quién sabe, tal vez así pueda darte una respuesta.