lunes, 20 de diciembre de 2021

Recapitulando

De tanto escribir grandes palabras, olvidé como es que se sentían las pequeñas expresiones. Los modismos, las muletas, esa cosita arriba de la cuestión al lado de eso y entre las dos cosas. De tanto creerme grande me farrié el ser chico, el jugar con trampa, el olvidarme del qué dirán y caminar en la mía, sorprenderme de todo y no acordarme de nada. De tanto querer darle sentido a la vida me perdí de los segundos importantes, los minutos alargados, las horas fugaces y años que ahora solo son una foto perdida entre cajas y cajones, al lado de esa cuestión que no recuerdo como se llama. De tanto querer hacer tanto, terminé no haciendo nada y un poco menos, pero ahora le doy un minuto y espero sea la vida. Porque no hay niño que no quiera ser grande, ni adulto que no busque a su cabro chico.

Un poco de memoria y tal vez un interlocutor, eso es todo lo que se necesita para revivir una historia olvidada bajo el polvo de esos recuerdos de hace años. Esa escapada a jugar a pelota en la plaza, correr a la casa a tomar agua con las dos manos hasta medio ahogarnos, y volar de vuelta al estadio de las fantasías para seguir flotando en el pasto, la tierra y el maicillo. Esos cumpleaños con los manteles plásticos con diseño a la moda, que podía variar desde autos de carrera hasta los Power Ranger, dependiendo de cada uno. Los Chispop medios húmedos y la Fanta derramada sobre el impermeable, generando un desastre inevitable del que jamás nadie nunca se hizo cargo. No hacía falta tampoco, a esa edad la responsabilidad solo es un valor y una palabra demasiado larga para darle sentido.

Ahora soy grande, pero no tan adulto, miro hacia atrás con cariño, nostalgia, duda, y hacia adelante con expectativas, miedos, curiosidad, interés y un poco de todo junto. Y puede que ese mismo sea el problema, andar mirando donde a uno no lo llaman, o donde ya no es tan bienvenido. Lo que me aloja hoy es el presente, con sus buenas y sus malas, con el calor de hoy, con un trabajo, con un cuerpo que me aguanta y gente que también. A veces. Pero de todo esto se forma el presente, con el cual me encantaría llenarme la boca, pero la verdad es que sé tan poco que apenas me salen las palabras. Me gusta, eso sin duda, y planeo quedarme tanto tiempo como sea bienvenido. Tal vez mañana esté en el mañana y luego en el futuro, pero mientras me siento aquí, y con los ojos cerrados laburo.


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