domingo, 25 de mayo de 2025

Alogenia

Somos una historia con palabras prestadas. Conocí a uno de mis mejores amigos, gracias a otro amigo a quien ya no veo. Aprendí a practicar mi deporte favorito, gracias a un tipo que probablemente no me reconocería en la calle. Mi canción favorita, esa que podría escuchar toda una vida, me la mostró una ex polola, a quien le deseo lo mejor, pero muy lejos mío. Para el primer departamento que viví, me recomendó un amigo de quien más no supe. De vez en cuando escucho una lista de Spotify que hizo un tipo que conocí en la universidad. Es la prueba viva de que otros existieron, y que vivieron conmigo.

Siempre que regalo un libro, le escribo una dedicatoria, porque alguna vez lo hicieron para mi cumpleaños y lo consideré un lindo detalle. Tomo ferner porque me dieron a probar en Mendoza y lo encontré una experiencia. Hay películas y bandas que me encantan, solo porque a gente muy querida le gustaron primero. Siempre ofrezco las cosas dos veces porque una vez un cura le dijo a mis viejos que así le mostrabas a la otra persona que no lo estabas ofreciendo porque si, sino porque quieres. Siempre cuando manejo trato de tomar la línea más eficiente (o al menos eso creo), porque mi viejo me sentó a ver la Fórmula 1 desde que tengo memoria. Somos un mosaico de los que nos rodean, aunque fuera por un segundo.

De mi vieja saque el amor canino, y ella lo sacó de su viejo, y mi abuelo, bueno, de algún otro lado lo habrá sacado también. Poco tiene la vida de autogénesis. Siempre me voy a acordar de un anónimo que comentó en mi blog algo lindo sobre un cuento, aunque no lo conozca  ni sepa si me conoce. Cada vez que me pongo alguna prenda regalada, por muy antigua que sea la polera o el poleron, me acuerdo del momento cuando me pasaron el paquete, y quien lo hizo. Todo tiene un poco de historia. Creo que por eso me gustan las cosas de segunda mano.


Algo lindo tiene todo esto de tener la huella de otros en nuestra piel, hacerla propia y recordar, de vez en cuanto, que somos frutos de nuestro entorno. Que nuestro corazón es un edificio con millones de habitaciones, llenas de las personas que nos han acompañado durante nuestra vida, dejando repartidos consejos, cariños, reflexiones y tendencias. Como dice Ortega y Gasset, “yo soy yo, y mis circunstancias”

No hay comentarios:

Publicar un comentario