sábado, 1 de julio de 2017

Mambrú se fue a la Guerra


            Los pequeños pies de Mambrú quedaban volando dentro de las botas militares. El uniforme que le entregaron le quedaba grande, probablemente por qué nunca pensaron necesitar gente tan joven. Trece años y Mambrú aún no se pegaba el estirón. A decir verdad, era algo que le incomodaba, pero con toda la madurez del mundo aceptaba que todo vendría a su debido tiempo. Las mangas le quedaban largas y al arremangarlas, Mambrú se veía como un niño sacado de un patio de juegos y vestido de militar. Y en realidad eso era. Si fuera halloween sería un disfraz perfecto, la envidia de todos sus amigos. Pero es un uniforme, no un disfraz, y hay que vestirlo como tal, con respeto, decencia y pulcritud. Mambrú está uniformado, pero aún es un niño. Por ahora.

No hay comentarios:

Publicar un comentario