jueves, 9 de noviembre de 2017

Canto a Noviembre

Cinco a.m., mi cuerpo no descansa, mi mente sobrevuela los recuerdos de estos últimos años. Huele a tabaco y nostalgia. La resaca empieza a tocar la puerta, mi cuerpo comienza a flotar y mis ojos se pierden entre risas, memorias y marcos de colores.

Tarde
Como el momento de pedir perdón
Muy tarde
Como los golpes en tu puerta
Olvídalo
Porque yo ya olvide

Solo eso ayuda
Mentira
Duele como ahogarse en el mar
Cerrar la garganta
Dar un ultimo suspiro
Y volver a respirar

Tantas veces roto
Que ni piezas quedan
Solo polvo al viento
Brisa efímera
Canto marino
Olvida el campo
Pavimento gris

Doy vueltas en la cama como un niño que necesita su cuento antes de dormir. Una guitarra suena en mi alma, pero no es mia. Salto de mis ojos y caigo sobre el suelo. Sentimiento opaco que gira a mi alrededor. Pido perdón y permiso, pero vuelvo a caer.

Polvo se levanta
Todo es fugaz
Mañana el polvo será viento
El viento, brisa
La brisa, aliento
Ojos abiertos

Como ampolletas iluminando el camino
Cardenales, coordenadas, marejadas
Flores se acurrucan en invierno
El sol escapa del horizonte
Las nubes bostezan
El cielo arde, contento.

Viento al tiempo
Momento de paz
Un segundo, un grano de arena
Suspiros, susurros
Murmullos miradas cómplices
Ojos cerrados

Por que de tanto en tanto pienso, doy vueltas a las paginas leyendo palabras en la inercia del sentido. Observo, entiendo y olvido. Solo olvido, por que olvidar nos hace fuertes, nos hace humanos. El cielo brilla y los arboles se mecen con el viento.

Hoja tras hoja se elevan las miradas
Ya no queda nada
Ojos cerrados, ojos abiertos
Mascaras fuera
Bolígrafos nuevos
Sentimientos viejos

Se respira el polvo
Viento de vida
De muerte
De tiempo
Polen de la memoria
Abejas del sentimiento

Escupe, grita, canta, llora
Siente, ama, olvida, añora
Tonos altos, bajos graves
Voces citadinas, propias del cemento.

Ladrón de vida
Amante de los susurros nocturnos

Libros en blanco se apilan en la esquina de mi habitación. Pluma tras pluma, solo tinta derramada. Lluvia en verano, pianos de concierto. Se mueven al unísono, todos en direcciones distintas. Ojo atento, oído abierto. La mente como un universo.

Llaves giran y golpean el suelo liso
Permiso
Se golpea la puerta sin aviso
Pienso en lo que hizo
Sentado en el ultimo piso
Nunca sintió lo que quiso

Déjame en paz
Una línea fugaz
Un vaso de aguarás
Ojalá esta noche no acabe jamás
Miro al cielo y me pregunto si estás
Mira hacia abajo buscando quien da más

Un golpeteo me interrumpe
Ya no veo nada
Parada frente a mi se encuentra ella
Estrella de la oscura noche
Derroche y desencanto
Olvídame bajo un manto blanco

El invierno consume la luz del día, como el fuego la leña o yo las palabras. Miro hacia arriba y solo veo que soy pequeño, minúsculo. Tanta vida, tanto por ver, tanto que leer, escribir, escuchar, soñar, hablar, cantar, mirar, amar, llorar, probar. Tanto que vivir.

Tanto que compartir
Mira hacia fuera, míralo.
Sentado solo, en la banca de siempre
Solo vive
Observa y crea
La luz lo rodea

No tiene hogar
No piensa así
La vida es su casa
En ella duerme
Allí descansa
Un par de audífonos
Una melodía

Día tras día olvida un poco de si
La mascara se rompe
De la grieta escapan colores
Saltan lagrimas, gritos
Cantos y pasión
Frases llenas de sentimiento

Lo alegre – piensa- no es la vida misma, sino lo que la rodea. Soy uno, y pienso solo, vivo solo, siento solo. Pero pienso en los demás, vivo en lo que veo, siento hacia fuera. Vivir, francamente, parece no ser lo mío. A mi me gusta más soñar

Canto a la vida
Como los pájaros al sol
Las gotas se secan durante el día
El rocío cubre al mundo de noche
La madrugada nos enseña
Que siempre hay un mañana.


Solo necesito al viento para que los arboles se balanceen divertidos. Pájaros cantan las canciones de ayer y hoy, perennes. El sol golpea desde el oeste y solo queda observar. Montañas me rodean con sus largos brazos verdes, los colores se confunden y olvidan su lugar en la coreografía tantas veces ensayada. El cielo se muere de vergüenza y tiñe de rojo sus mejillas de algodón. La copa de los arboles rajan el cielo como si fuera un paño de lino y solo queda sonreír. Por que mañana es otro día y tal vez sea mejor. Por que el ahora es importante, y me recibe con una sonrisa. Porque el ayer me tomo de la mano y con voz de madre me dijo: “Sonríe, después vive

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