viernes, 27 de septiembre de 2019

Atentamente: Un Desconocido


Te amo. Si, es verdad, no te conozco, pero si la gente se anda odiando sin razón alguna, yo te puedo amar. Si nos sale tan natural soltar una putiada contra alguien que no conocemos, si nos es fácil quejarnos por el trabajo de alguien a quien nunca vimos, si podemos enojarnos con una persona por algo que otra nos dijo que la primera hizo o dijo, vamos, ¿No me van a decir nada por quererlos a todos de la misma manera, no? Sin explicaciones, sin motivos. Querer por querer. Amar por que puedo.

Si, a ti te digo, lector en abstracto, espero que tengas un día increíble, que la sonrisa que se dibuja en tu rostro se quede colgada ahí hasta que se te acalambre la cara, que todo resulte a las mil maravillas, que la gente te mire en la calle por que irradias un aura de tranquilidad y paz. Que los pájaros te canten cerca y veas los colores de la naturaleza más claros que en toda tu vida. Que tu café sea el mejor que hayas probado, te mires al espejo y te den ganas de dar gracias por todo lo que tienes.

Si, a ti te digo, voz narrativa que lee para sus adentros, que lo único que sea mejor que este día, sea el que viene mañana, espero que logres todas tus metas, te motives a hacer eso que nunca te atreviste a hacer. Te amo, léelo una y mil veces. Te amo como solo un loco desquiciado como yo puede amarte, descabelladamente. Se único, se diferente, rómpela a tu manera y que por donde pases dejes estela de estrella. Se la única luz que necesitas en tu vida y ayuda a los demás a encontrarse a sí mismos.

Si, a ti te digo, orador silencioso, que todos tus actos resuenen vibrando positivamente, que tu vida huela como más te gusta, que veas a un perro y te deje hacerle cariño. Que el gato siempre te elija a ti para sentarse encima. Que te sientas único, indispensable, incomparable e inigualable. Tu eres tú ahora y mañana solo serás un poco más tú mismo. Deseo que te encuentres, que tu corazón y tu mente se reúnan, que la vida no te de razones para cuestionarte tu forma de ser, sino que te de herramientas para crecer y mejorar. Espero que tu ascenso sea como el de una nave espacial, hasta la luna, Marte y más lejos.

Y sin conocerte, sin saber quien eres, sin distinguir si eres hombre o mujer, si te gustan los perros o no, si eres una buena persona para los ojos de la sociedad o si te han tildado de fracasado. Si te quieres a ti mismo o no. Me da igual, te quiero, te adoro, me siento afortunado de que existas, que respires, que hagas lo que te gusta y que lo compartas de manera apasionada. Por favor, se tu mismo siempre, que es el ser que más me gusta. Te lo digo con el cariño que solo un desconocido puede sentir por otro.

Tu Foto


Una foto tuya bastó para abrir la caja de Pandora que se ha vuelto mi cabeza últimamente. Escaparon batiendo sus largas y pesadas alas los sueños frustrados que compartimos juntos, apoyados sobre la misma almohada. Arrancaron raudos y veloces, dando pequeños y desoladores trancos, las promesas de una vida juntos, una familia feliz, un par de niños y algún can que les acompañase en el largo viaje que es la adolescencia. Sin mirar atrás huyeron en estampida todos los recuerdos de momentos donde las carcajadas eran lo único que lograba retumbar más fuerte que tus latidos, donde tu sonrisa brillaba más que el sol y tus ojos eran las únicas estrellas que veía de noche. Todo por una maldita foto.
           
Bendita foto, la que me trajo recuerdos felices y encantadores de lo que fue un tiempo increíble. Gracias fortuna, por que no existió, en ese tiempo, nadie más feliz que yo mismo. Zozobras hubieron, también lágrimas suficientes para hundir nuestro velero, pero no hay duda que la ame tanto como las estrellas aman a los ojos melancólicos que se pierden en ellas. Te adoré como un ciego al calor del sol, al tacto de la lluvia, al olor de la primavera y al sonido de los pájaros al alba. Te quise como un perro quiere sentir el cariño de su dueño entre las orejas. Te conocí como un libro abierto, el cual leí tantas veces como la vida me lo permitió. Te quería, te quiero y te querré siempre, por que a mi vida diste un color que no conocía.

Hoy te recuerdo cuando hago lo que me gusta, por que lo compartíamos de la mano. Hoy te asomas en mis pensamientos como una espectadora expectante. Hoy te dedico estos párrafos, por que palabras no tengo. Hoy quiero saberte feliz, contenta y alegre. Fuerte, libre, alocada. Hoy deseo que a tu paso solo haya sol y éxito, pura vida. Cuánto más pienso en el ayer, cuando más miro hacia el mañana, me doy cuenta que hoy ya no te espero, hoy ya no te pienso, hoy ya no estás aquí, ni quiero que lo estés: Nuestro tiempo fue furtivo, fugaz y franco, y lo enmarco entre mis memorias, junto a esa maldita, bendita foto.

martes, 17 de septiembre de 2019

Eterno Resplandor


Me pregunto si, al igual que yo, antes de que el sueño nos consuma y pasemos a formar parte de las cenizas de este fuego lento que se alimenta de nuestro inconsciente, piensas en mi. Un pestañeo, un corto sueño o tan solo un cameo en el cortometraje que dirige tu imaginación, mientras tus pesados párpados se abrazan y tu respiración se calma bajo ese cálido cubrecamas. Antes de perder la conciencia, o incluso estando dominado por los impulsos inconscientes del deseo y la memoria, tu sonrisa cruza mi cielo nocturno como una estrella fugaz, decorando un firmamento que ya no te extraña, pero que sin ti, solo sabe de lluvias. El destello de tus ojos, o el tronar de tus ronquidos, la seda de tu tacto y ese olor a primavera perenne. Eres eternamente efímera, pasajera en el tren de la memoria, un polizonte en el velero de mi imaginación, surcando los mares recónditos del hipocampo. Tu sonrisa partió lejos y le desee buen viaje, pero reconozco haberme quedado mirando la estela que dejó a su paso, el reflejo que dejó en mi rostro, las carcajadas que compartimos sin ningún motivo aparente, las lagrimas que dejamos caer sin timidez alguna, en la intimidad de una relación fugaz, pero intensa. Pero la verdad nunca tuve un segundo para contar los minutos, la vida se pasa volando cuando son dos los que la recorren. El reloj jamás me preocupó: Quien mide el amor en tiempo demuestra nunca haber amado.

La Esperanza


La esperanza son las cosas con plumas que se posan en el alma. Descansan su revoloteo en las raíces del hombre y calman el sentimiento natural de incertidumbre, de desconfianza. Acobijan entre sus alas el corazón de los maltrechos, los heridos, los cabizbajos. Guardan en su pecho las asperezas de la piel y las cicatrices del corazón. Escuchan con cuidado los pensamientos que gotean desde los ojos, y recogen las migajas que se nos caen al andar. Nos entregan el tibio sentimiento de que mañana saldrá el sol, y que con sus rayos se llevará la oscuridad. Nos enseñan que incluso en el negro manto de la noche se encuentran cocidos botones de luz, que guían nuestro camino como un sendero titilante.

La esperanza descansa acurrucada a nuestras costillas, se alimenta de los nudos que se atoran en la garganta y los sollozos acallados por los que han sido llamados débiles. Se deja ver luego del naufragio, como un salvavidas, cuando en realidad siempre ha estado allí, esperando pacientemente el momento reflexivo y determinante, dejando a sus alas argentadas alzar vuelo y llevarse lejos las tribulaciones propias de los confundidos, los inseguros, los corazones resquebrajados.

Somos lo que la vida trajo, y la esperanza lo que nos alienta, somos viento y marea, una ola empedernida, un rastro en la orilla, un mensaje único. Somos polvo de viento, dejando una estela al paso, un sendero, estrellas alineadas en un sentido. Somos nuestras cicatrices, los dolores, las penas y las rabias. Somos risa, llanto, cariño. Somos un abrazo apretado, una mirada fija. Somos una lagrima descarriada, un puño firme. Somos lo que somos, y lo seguiremos siendo, hasta que nuestro ser deje de ser si mismo, y solo seamos polvo de viento en la memoria de todos. El eco de las olas rompiendo contra la costa y volviendo al origen. En ese momento, seremos recuerdos, seremos historia. Seremos eternos.