Un eco
Que desaparece a intervalos
El llano seco
Lleno de piedras y palos
En un escenario obscurecido
Pantallas quemadas por la
tenue luz
El papel enardecido
Lágrimas de sauz
Dos rehenes del capricho
Sombras coqueteando con la
escenografía
Mantienen tibio este nicho
Corazones que fosforecían
Una catadora de sueños
Un pescador de instantes
Libertad sin dueños
Auroras incesantes
Solo es cuestión de lugar y
de momento
Pues todo tiene un comienzo y
un final
Otoño se lo lleva el viento
Bajo el peso del beso fluvial
Hasta aquí una canción me
trajo
Buscando oxígeno, encontré un
sentido
Oyendo el repetido tono a
destajo
Descubrí el vacío bajo,
perdido
Llego la primavera
El tiempo y su cintura
Junto a la flor primera
De cabeza, su locura
La brisa en la enredadera
El murmullo silente del mar
La pradera verdadera
Sincera forma de amar
Cuidemos la oportunidad de
quedarnos callados
Así, cada silencio será un
alba
Quietos, sentados,
agazapados,
Atentos al fuego de la salva
Se derriten los glaciares
Celebremos la belleza que se
aleja
Al sonar de los pulsares
Lugares entre ceja y ceja
Blanca la luz que ennegrece
el horizonte
Ilumina el camino y esconde
el follaje
Divino paraje
Silenciosas gentes que viven
del monte
Al unísono actúan elaborado
montaje
Ser salvaje
Un gobierno tiránico olvida
el sentido
El abuso histérico inunda las
calles
No falles
Un grito en la garganta,
jamás perdido
Ninguna amenaza hará que
calles
Caerán dalles
Ya nunca perenne, naturaleza
muerta
Viviremos tu falta y arrebato
Verde asesinato
La vida se apaga tenue, se
mece yerta
Necesitamos un cambio
inmediato
Desidia delato
Y entre las cenizas del
bosque nativo renacerá altivo, con brío y vehemencia la conciencia de preservar
la esencia de lo natural y cuidar el futuro, un cambio cultural.
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