martes, 7 de febrero de 2023

Ojos de Sonrisa

Un parpadeo sutil y el rabillo del ojo que se escondió detrás del lacio pelo café que cubre tu rostro sonrojado. Tus ojos de sonrisa y el sol entre tus mejillas. La transparencia de dos ópalos que se clavan en mi mirada, la inocencia que domina la experiencia, la historia. El horizonte de tus pómulos y un poco de noche que empapa tus hombros. 

 

Tu contorno se esconde suavemente entre mi pecho, abriéndose paso hasta lo más profundo de aquello que había olvidado que tenía. La suave respiración que escapa de ti, como una brisa que calma las angustias, navega las penas y pesca lagrimas olvidadas, una por una. Dos pupilas que ríen de vergüenza, ríen de ternura, de curiosidad, de vida. Ríen por estar, ser, ver, querer y algo más, que con el tiempo sabré describir.  

 

Una mano me toma la mejilla y siento un calor que creía ajeno, perdido, inmerecido y cansado. Pinceles delicados rozan la mandíbula titilante de quien no sabe quererse, conocerse, mirar hacia dentro y abrazar el silencio. La sonrisa se apacigua y el olor a café se derrama sobre , dos ríos dispuestos a enseñarme que el tiempo no es más que minutos jugando al equilibrio, pasar el testigo, correr una posta, uno tras otro, como niños jugando a la pinta. 

  

¿Precipitado? Sin lugar a dudas. Y la vida se trata de saltar al vacío ¿no? Tengo miedo, claro ¿quién no lo tendría? Si cuando te dicen que solo se puede morir una vez, no se dan cuenta que el corazón se desprende de mismo, se reparte con júbilo, solo para recoger migajas después de que el atardecer se acuesta y la luna sale a buscar su cosecha. Un par de lágrimas por una noche de cariño, un par de sonrisas por una vida en vilo.  

  

Hoy por hoy, ya no buscamos asilo, refugio ni morada. No nos conformamos con sobras tampoco. Y entre tantas cavilaciones e incertidumbres, tienes la audacia, el atrevimiento, de sonreírme, de mostrarme todo eso que quiero. De hacerme meditar si vale la pena saltar una vez más a ese acantilado, ese que pensaba no podía ser más profundo. Ya es muy noche y te pienso, con escepticismo del palpitar, con dudas de mi ser. Te pienso, preguntándome cuando te veré de nuevo.

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