martes, 17 de septiembre de 2019

Eterno Resplandor


Me pregunto si, al igual que yo, antes de que el sueño nos consuma y pasemos a formar parte de las cenizas de este fuego lento que se alimenta de nuestro inconsciente, piensas en mi. Un pestañeo, un corto sueño o tan solo un cameo en el cortometraje que dirige tu imaginación, mientras tus pesados párpados se abrazan y tu respiración se calma bajo ese cálido cubrecamas. Antes de perder la conciencia, o incluso estando dominado por los impulsos inconscientes del deseo y la memoria, tu sonrisa cruza mi cielo nocturno como una estrella fugaz, decorando un firmamento que ya no te extraña, pero que sin ti, solo sabe de lluvias. El destello de tus ojos, o el tronar de tus ronquidos, la seda de tu tacto y ese olor a primavera perenne. Eres eternamente efímera, pasajera en el tren de la memoria, un polizonte en el velero de mi imaginación, surcando los mares recónditos del hipocampo. Tu sonrisa partió lejos y le desee buen viaje, pero reconozco haberme quedado mirando la estela que dejó a su paso, el reflejo que dejó en mi rostro, las carcajadas que compartimos sin ningún motivo aparente, las lagrimas que dejamos caer sin timidez alguna, en la intimidad de una relación fugaz, pero intensa. Pero la verdad nunca tuve un segundo para contar los minutos, la vida se pasa volando cuando son dos los que la recorren. El reloj jamás me preocupó: Quien mide el amor en tiempo demuestra nunca haber amado.

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