Tal cual como están leyendo, estoy sentado esperando a la maldita muerte. La mismísima muerte tiene veinte minutos de atraso y me tiene aburrido de esperarla. Está bien que sea domingo y que no sea día laborable ¿Pero enserio? ¿Hasta para la muerte? Les explico desde el principio mejor: Estaba yo, calmado en mi cama leyendo un libro de Agatha Christie, cuando una necesidad urgente de ir al baño invadió mi ser completo. Me levanté de la cama y me dirigí al baño, donde sin ningún problema hice mis necesidades, luego me lavé las manos y me disponía a volver a mi cama al tremendo panorama de sábado por la noche. Eran ya pasadas las doce a decir verdad, así que ya estamos hablando de un domingo cualquiera. La cuestión es que en el recorrido desde el baño a mi pieza tengo que pasar por el lado de unas escaleras que llevan al primer piso. Entra en escena Mateo, el tremendísimo hijo de puta de gato que tengo parasitando en mi casa. El muy mal nacido se me cruza, con las luces apagadas, tropiezo y caigo por las escaleras, rompiéndome el cuello y quedando ahí tirado, moribundo, inmóvil y viendo como el Mateo me miraba desde lo alto de la escalera. Simplemente dantesco. Ahora, creo que todos hemos visto alguna película, o leído algún libro, donde tratan la muerte como el paso a otra vida, o un proceso, ritual, recorrido que el protagonista realiza de manera solemne y reflexiva. Ni un carajo, de golpe sientes como que te desdoblas y ahí estas, viéndote con la cara toda pálida, el cuello hecho un nudo y preguntándote si no pudiste elegir un atuendo más estúpido para morir. ¿Lo peor de todo? Mateo si me puede ver, lo cual es prueba fehaciente de que los gatos son animales del infierno.
Supuse que no me quedaba más que esperar ahí a que llegara algo, la muerte, la parca, San Pedro, así que esperé. Me di cuenta que aun muerto y con el aspecto fantasmagórico que debo tener (traté de verme al espejo y vi como el reflejo de la puerta me atravesaba), aun puedo manipular objetos reales. Así, tal cual, estimados lectores, les esta escribiendo un fantasma desde el más allá, escuchando algo de Matt Elliot (¿Qué más ad hoc no?). Por supuesto que no solo intenté manipular objetos básicos como mi computadora o la radio, no señores, este fantasmita de aquí se dispuso a llamar a toda la vecindad, casa por casa, escuchando como la gente contestaba de manera irascible el teléfono, esperando poder decirles algo divertido, algún chiste de una línea ingenioso, pero al momento en que se me ocurrió algo, me di cuenta que mi voz no era mas que un aliento mudo que no generaba ni siquiera un eco entre este silencio de muerte. Bueno y en eso estuve los veinte minutos previos a ponerme a redactar lo que bien podría ser mi obra póstuma. ¿Tal vez la primera de varias? Todo depende de cuanto se demore este impuntual esperpento.
Acabo de darme cuenta que esta será mi primera entrada en un diario que no toco hace años. ¿Lo que tiene que pasar en la vida de uno para retomar viejos hábitos, no? Recién fui a prepararme algo para comer y, mientras Mateo observaba fascinado como el jamón volaba de la puerta del refrigerador hasta el pan que flotaba en mi invisible mano, me di cuenta que ni hambre tenía. ¡Incluso en la muerte como por aburrimiento! Mi psicólogo lo contraria divertidísimo. Ahora que lo pienso, tal vez lea esto una vez encuentren mi cuerpo. ¡Saludos Dr. Larraín! Dándole otra vuelta al asunto, tal vez piensen que me volví loco justo antes de morir y por eso escribí esto. ¿Debería seguir haciéndolo? No quiero quedar como loco en vida, o al menos más de lo que ya estaba. Además, ¿Cuánto se podrán demorar en encontrarme ahí, tieso como una mesa? Nadie viene muy seguido la verdad, mi madre me llama los sábados pero para eso queda una semana. Había quedado de almorzar con Rolando el lunes, pero ya le he cancelado tantas veces que tal vez asuma que si no le contesto es mi forma de decirle que este lunes no podrá ser. No se si habría ido en realidad. ¿Se han dado cuenta cuando organizan un evento de manera tan segura y motivada en un momento, solo para morir de flojera el día de la reunión en cuestión y terminar cancelando horas antes del asunto? ¿No? ¿Soy solo yo? Bueno, pues a mi me parece común, que quieren que les diga. Ciertamente que ya han pasado más de cuarenta minutos y no me ha llegado anuncio alguno de que venga la muerte. ¿Tal vez no se sabe mi numeración?
Llevo esperando una hora y media a que me vengan a buscar y me encuentro en este mismo instante buscando alguna pagina donde colocar un reclamo. Solo se me ocurre Trivago y sus malditos comerciales. ¿Me pregunto si los fantasmas también debemos cotizar por habitaciones baratas en hoteles de lujo? ¿O tal vez solo atravesamos la puerta como en las películas? No lo había pensado, pero tal vez la muerte venga a pie y por eso se demora tanto. ¿Tendré que caminar todo el tramo de vuelta? Pésimo servicio, definitivamente tres estrellas. ¡Uff! ¡Casi se me olvida borrar el historial de internet! Habría sido un terrible percance si alguien se hubiese metido a fisgonear por ahí. ¿Habrán paginas especiales para casos como el mío? Algo así como una deep web para fantasmas, o una red de apoyo psicológico para espectros abandonados. Google lo tiene todo. Prendí la tele y en History Channel hay un programa de caza fantasmas y exorcistas. ¿Creo que están compitiendo por quien logra liberar de fantasmas una casa en menos tiempo? Inventan cada cosa hoy en día. Televisión de calidad.
Ya, definitivamente la muerte se olvido de mi, y me aburrí de esperar. ¿Tal vez si le enderezo el cuello a mi cuerpo? Uff, ese crujir de huesos no sonó nada bien. Al menos se ve más digno ahora. No es que sea muy digno morir por tropezarte con tu gato, pero hay que conservar lo poco que se tiene. Intentaré acostarme sobre mi cuerpo, tal vez así logro volver a la vida o alguna barbaridad del estilo, muy hollywoodense. No, definitivamente no funciona, aunque debo decir que es bastante incomodo acostarse sobre el cuerpo propio, es casi como si pudiera sentir el frío. Ósea, lo sentiría si pudiera sentir algo en realidad, hasta ahora lo único que siento es aburrimiento. ¿Y si este es en infierno y el castigo es estar eternamente aburrido por el resto de mis fantasmagóricos días? Suena como a una barbaridad que dios haría, la verdad que si. Me asomé por la ventana para ver si venía algo, pero estaban todas las luces apagadas y no soy muy fanático de los lugares oscuros. Si, damas y caballeros, he aquí el primer fantasma que le teme a la oscuridad.
Ya revisé mi casa de arriba hacia abajo, habitación por habitación, y no encontré nada más que hacer ¡Hasta intente quitar las telarañas de debajo de mi cama! Definitivamente debería haberme preocupado más de limpiar este lugar. Mateo me acompaña a todos lados y no se si lo hace por culpa o curiosidad. Igual me apena un poco, no creo que fuera su intención matar a la única fuente de comida. Dicen que si un dueño muere y los gatos no tienen que más comer, empezarán a comerse a sus dueños, y me pregunto que parte de mi sería la que se coma primero. Igual intentaré aplazar la respuesta todo lo posible dándole lo que hay en el refrigerador antes de que se eche a perder, seria una lastima tirar esa comida a la basura. Increíble todo lo que se ha demorado la muerte, ya es de día y aun no tengo información alguna de que debo hacer para irme al más allá. Definitivamente me aburrí de esperar, cruzaré la puerta y veré que maravillas me depara esta fantasmagórica vida. Los dejo aquí, y si saben de algún vecino al que le tiran las patas, llaves de agua que gotean sin parar o teléfonos que vibran sin que les llegue notificación alguna, díganles que prometo solemnemente dejar de molestar a cambio de cerveza barata y unas papas fritas, nada muy refinado.