lunes, 27 de abril de 2020

Empañado

Han pasado años, pero a ratos solo parece que fueron minutos, breves instantes donde tú te evaporaste de mi vida junto al rocío de septiembre, donde yo me refugie en la comodidad de una tristeza justificada. Hay minutos que pesan como años en esa mochila que a veces saco a pasear, a que tome aire, reflexionar las cosas. Me gusta recordar lo triste de las discusiones, las alegrías de lo cotidiano, aunque cada día me es más difícil recordar exactamente como era ser feliz contigo. Se que lo fui, solo que no recuerdo por que. Tal vez simplemente era lo que conocía como felicidad entonces, y me conformaba con eso. Tal vez el tiempo a enmudecido las palabras que en algún momento intercambiamos, emocionados. Tal vez los inviernos solo entumecieron el recuerdo de una época de conflictos. Tal vez por eso vuelvo de vez en cuando a esas memorias que escuecen sobre las cicatrices que quedaron marcadas a lo largo y ancho del laberinto que tengo en la cabeza. Tal vez lo haga buscando un por que. La vida sigue y el pasado queda solo para reflexionar, revisar el proceso, crecer. Es gracias a esa herida que logré sanar cortes más profundos.

No hay engaño en reconocer que aun giro la cabeza cuando escucho tu nombre, un silencio en el compas. Todavía encuentro resquicios de tu forma de ser dentro mío, supongo que es lo que se te quedo antes de que eligiéramos caminos distintos. A veces se me escapa una frase tuya y me asombro de lo fácil que te fue dejarme algo tan tuyo para mi goce personal. No es que me de nostalgia ni que me de pena, sino que solo me recuerda de lo aprendido, de las razones por que no estas. Las de por que estuviste, aun no las encuentro.

Tal vez algún día hablaremos sobre todo, honestos, reflexivos, maduros. No me interesa realmente recordar algo en particular, sino saber donde fue que erré, donde pude ser mejor, para aprender y lograr que todo lo que paso valga la pena. En realidad, hace años que no hablamos, tal vez pueda aprender una o dos cosas de ti. Me gusta aprender.

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