Roberto es una protagonista bastante tranquilo,
hace sus quehaceres cuando debe y limpia todo lo que ocupa cuando cocina. Vive
en un pequeño departamento en una avenida no tan grande, por donde se pasea a
diario en su vieja bicicleta, sin molestar a nadie. Se demora diez minutos en
llegar a la universidad, lugar al que va todos los días sin falta, incluso
cuando no tiene clases. En cada tiempo libre que tiene toma un libro y lo
devora con sus pequeños ojos inteligentes.
Yo no soy así - responde Roberto al aire, como si estuviera
hablando solo - No estoy hablando solo, te puedo escuchar claramente,
y lo que dices de mí es mentira.
Roberto tiende a hablarme a veces, pero como
solo soy un narrador, pareciera que hablara al aire. Los psicólogos dicen que
no es tan grave. La gran imaginación que su devoción a leer ha generado suele
hacerle jugarretas mientras escoge qué libro debe leer hoy
¿De qué estás hablando? - dijo Roberto, sin entender absolutamente
nada - No leo desde hace tres años, mi
bicicleta dejó de funcionar hace meses y jamás en mi vida he cocinado –
típico del buen Roberto reírse de la monotonía de la vida.
¿Estás
loco? ¿De qué hablas? – dijo
confundido. Después de mucho pensar, decidió leer Niebla, clásico libro de Don
Miguel de Unamuno – No pienso leer nada.
A lo más la sección deportiva del diario.
Roberto comenzaba a exasperarse por qué el día
no corría según su cronograma.
¿Qué cronograma? ¿Me puedes explicar quién
eres al menos? ¡No entiendo nada! - Roberto Amadeo Rodríguez Soto se sentía
confundido, mareado - ¿Cómo sabes quién
soy? - Todo se volvió borroso, las líneas que determinaban las imágenes se
perdían entre las sombras - ¿¡Que me está
pasando!? - Luego de que su mente de desvaneciera, perdió el equilibrio y
cayó al suelo, golpeándose fuertemente en la cabeza contra la mesa donde
descansaba el libro que pensaba leer.
¡¿Quién eres?! ¡¿Por qué me haces esto?! - dijo Roberto mientras se levantaba y
limpiaba la sangre que salía profusamente desde la herida que le había
ocasionado el golpe - ¡Déjame en paz!
Hoy Roberto se levantó contrariado y al
parecer piensa desafiar el destino. Pobre Roberto, si solo supiera que ya nada
puede hacer. El golpe en la cabeza lo dejó gravemente herido, desangrándose lentamente.
Un corte profundo que lo llevará a la muerte
¿¡Qué!? ¿¡De qué estás hablando!? - gritaba Roberto, desesperado, mientras más
sangre salía desde el profundo corte - ¡Ayuda!
Pobre Roberto, gritando por ayuda como si
alguien lo fuera a escuchar, si solo supiera que no quedaba nadie en la
biblioteca. Es más, no quedaba nadie en la universidad.
¿De qué estás hablando? Es miércoles y hay
examen mañana. ¡Son la una de la tarde, maldita sea!
Roberto se golpeó tan fuerte que perdió la
noción del tiempo. Gritaba y gritaba, pero nadie estaba cerca para ayudar. Su
destino estaba sellado y él nada podía hacer.
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