sábado, 18 de febrero de 2023

Algo Tarde

Estuve pensando, cuánto trabajo hicimos para que todo funcionara. A veces es difícil darse cuenta que, desde el otro lado, probablemente, también se estaba llevando a cabo una tarea titánica, una lucha olímpica entre el ego y el amor, entre lo que se piensa y lo que se siente, lo que se quiere y lo que se puede. Y a veces, algunas veces, no es suficiente.

Los esfuerzos que se hacen, el desgaste, la lágrima, el cariño, el pesar, la pena, angustia, dolor, incertidumbre. Todo eso que uno calla, lo que uno dice sin decir, incluso lo que se grita desesperadamente, todo, absolutamente todo, se va acumulando en un pequeño recipiente que llamamos corazón.


A veces simplemente ya es demasiado. Glaciares derretidos por el calor del verano, la fragua incesante de quien trabaja noche y día, despierto y soñando, para sacar adelante algo que no se entiende, aquello que el eco encefálico trata de espantar, eso que el cuerpo no deja de querer. A veces el ruido del río es ensordecedor y da miedo siquiera volver a intentarlo.


Tal vez mañana sea más valiente, o tal vez pueda perdonarme eso que aún me genera duda, lo que me hiere dentro. Puede que un día las heridas cicatricen, decoradas en oro. Tal vez nos veamos las caras, cansadas de arrastrar tanto bagaje en la mochila, y descárguemos llos hombros al unísono. Puede que cuando eso pase ya sea demasiado tarde.

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