lunes, 17 de junio de 2019

Brisa


Y entonces fuimos todo. Fuimos viento y arena, ruido de mar. Fuimos tiempo, arte, danza y música. Hicimos ruido, mucho ruido. Nacimos en pares para caminar el sendero a través de la playa tomados de la mano. Tu pelo en el mío. Tu mejilla, tibia, acurrucando mis miedos. Tus ojos oscuros reflejando mi alma y los míos mirando al infinito, a ninguna parte en especial, pero a siempre contorneado tu silueta. Piedras de formas extravagantes son recolectadas por niños asombrados por las diferencias y alimentados por la curiosidad. Aún entonces, caminan en pares y tomados de la mano, enredando los dedos en nudos del alma que esperan jamás tener que desarmar.

Pero la vida también es desenlace, también es quiebre y torcedura, dolor ambiguo que duele en todas partes, pero ninguna en realidad. Es angustia y pena, sobre todo pena. Amistades que se desdibujan en el horizonte del tiempo y quedan como memoria de un pasado especialmente resguardado en nuestro pensamiento. Amores que caen como hojas a la merced del viento y aterrizan lejos, muy lejos del tronco que las vio nacer. Hilos de sangre que se rompen por las mismas diferencias que en algún minuto asombraron a los niños que las recolectaban. Curiosos. El mundo es divertido a su manera.

A pesar de que cualquier quimera puede acabar con la fragilidad de lo estable, y aunque el dolor del alma se transforme en rabia y envidia, podremos compartir ese momento que vivimos juntos, este instante que juntos nos entregamos el uno al otro. Sucesos sucediendo paralelamente a tantos, respuestas navegando en la misma ola con las preguntas, en conjunto pero distantes una de las otras, muy únicas siempre. Aunque la vida se me cuele entre los dedos y la cortina del destino se desplome para siempre, quedaré en tu memoria y tu en la mía, seré esencia y salpicaré la vida de todos los que me conocieron. La retina quedará impregnada de la imagen inexorable de la realidad, y la memoria jugará con las efímeras remembranzas como si estas fueran plastilina. Al final, toda vida es sagrada, y después de esta, si no somos recuerdo, no somos nada.

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