jueves, 6 de abril de 2023

Cuatro Palabras

Las palabras escaparon de sus labios como una lágrima que escapa del párpado que la retiene, cabizbajas, apenadas, cansadas. Con miedo de la respuesta que pudieran provocar. Cuatro palabras que podían dar su último aliento a este final que había nacido hace meses. La respiración entrecortada, agitada, dejaba entrar suficiente aire para poder mantener la incertidumbre de la vida, pero no tanta como para llenar los pulmones y brindar algo de calma. Cuatro palabras. Era todo lo que había podido decir. 


  • ¿Qué soy para ti?


Un silencio. Vacío. Ausencia de sonido alguno. Las hojas detuvieron su aletear, las palomas levantaron la cabeza y quedaron pendientes de los sonidos que podían salir de su boca. Algo tenia que decir. La relatividad del tiempo solo puede probarse en aquellas circunstancias en las que la vida misma se paraliza, estática, como si la rotación de la tierra no fuera un fenómeno cierto e irrefutable, si no solo una anomalía, una coincidencia. Segundos extendidos hasta el infinito, ajenos a las leyes del cosmos, a la cuántica, la física. Eternamente insoportable.


  • ¿Qué soy para ti?


La repetición como figura argumentativa creo que nunca ha podido ser rebatida de manera certera. El hacer dos veces lo mismo y esperar otro resultado, sin duda es un comportamiento vesianico. Pero a fin y al cabo, que somos todos, sino seres racionalmente irracionales, perseverantemente pusilánimes, humanamente irremediables. Cuatro palabras que cayeron como una copa de vino sobre una losa de mármol, bajo la luz artificial de un candelabro contemporáneo, sorprendidas por un comportamiento traicionero, un descalabro inimaginable, un dolor intenso. Tal como lo sería un silencio artero.


  • Eres… eres…


Palabras sueltas, cojas, renqueantes, débiles, taradas, trabadas, quebradas, inertes. Sonidos de mentira, polvo de nada, luz oscura, fuego helado, vida muerta. 


  • Lo que quiero decir…


Si bien el silencio corta la piel de forma certera, fría e implacable, hay veces, pocas veces, que un par de palabras a medias, sonidos incoherentes, resultan ser un anzuelo inexorable: Se entierran en lo más profundo del otro, y para quitarlas, antes hay que desgarrar todo a su paso. Así de peligrosas son las personas que no callan.


  • Lo que quiero decir, es que eres alguien demasiado importante para perderte, pero tampoco puedo estar contigo.


La superchería, el artificio, la volandera, la chiva, el cliché de mal gusto, la mentira violentamente barata. El desdén, la negligencia, desidia. Un puñal dejado caer, sin más mérito que la inercia, sin esfuerzo otro que el soltar algo que pesaba. 


  • En realidad, quiero que sigas disponible para mi, pero no quiero amarrarme a ti. 


Tal vez eso habría dolido más, pero solo una vez. Solo ese momento. Quizás morir una vez es mejor que dejar de vivir de a poco.


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