martes, 4 de abril de 2023

Cuencas

Lentamente una nube se abre paso sobre un asfalto que penetra las raíces secas y quebradas. Cuencas secas son el camino por donde el viento acaricia el silencio del roquerio, la quietud de los rápidos, la inmovilidad de lo inevitable. El dolor del verde cansado, el calor que agobia y amarilla, descanso eterno para el dolor de la tierra ¿acaso la raíz vencerá el cemento?


El cielo busca su reflejo sobre el espejo blanco que siempre estuvo allí. Hasta que no. El corazón de litio olvida como palpitar sobre una mano metálica, lejos de cualquier vena. El Progreso suena a humo y fuego, a crujires y doblares, a bronce cayendo sobre bronce, papeles plásticos de colores. La mano que ara el sepulcro del río se llama viento, que recuerda con la polvareda los caminos agotados, nacidos desde las montañas y muertos en el mar. Asesinados.


Ha pasado tanto tiempo, tanto tiempo. Ha pasado tanto tiempo que ya ni encuentro en  mi memoria el nombre de lo que nos falta. Solo se que es algo elemental, irremplazables una necesidad, incluso más grande que la vida. Mas solo recuerdo que no se llama dinero.

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